¿Sabías que algunas personas han sufrido dolor de ojos, mareos, nauseas, vómitos, e incluso glaucoma agudo, tras haber visto películas en estas pantallas?. Estos efectos secundarios, no se producen en la generalidad de las personas, pero son más frecuentes de lo que se conoce.
Las pantallas 3D se han vuelto habituales en nuestras vidas. Las encontramos en los cines, en las modernas televisiones 3D, y hasta en videoconsolas; pero
Las personas afectadas por malestar en sus ojos, al ver películas en 3D, están entre el 3 y el 5 % de la población.
A raíz de la generalización de la proyección en 3D, y en concreto con la película “Avatar” surgieron las primeras sombras sobre esta tecnología.
El cine en 3D intenta crear una sensación tridimensional sobreponiendo imágenes de dos dimensiones filmadas con una ligera diferencia de ángulo entre sí, y este sistema de representación 3D es muy diferente a la forma en que percibimos las tres dimensiones en imágenes al natural.
Así las pantallas 3D producen frecuentemente distorsiones en la imagen 3D percibida por nuestros ojos en comparación con la percepción de las escenas reales que representa la pantalla.
Una causa probable de estas distorsiones es el hecho de que estas pantallas representan imágenes tridimensionales sobre una superficie plana, lo que produce una contradicción entre la información física percibida por los ojos (un objeto plano), y la percepción 3D que suministra la pantalla.
Cuando vemos una imagen al natural, hay en ella numerosos indicios de profundidad que están correlacionados entre sí. Esto no ocurre en la imagen 3D representada en una pantalla plana.
Así, en la imagen natural, nuestros ojos se ajustan a ella mediante dos mecanismos automáticos llamados “convergencia” y “acomodación”.
Mediante la convergencia los ojos dirigen sus ejes hacia el objeto que queremos ver con nitidez. Es un movimiento coordinado de ambos ojos que nos permite fusionar la imagen que llega a cada uno de ellos en una imagen tridimensional. Así, ante objetos cercanos, los ojos acercan sus ejes entre sí para dirigirlos al objeto, “se cierran”; y cuando queremos mirar a lo lejos, los ejes de los ojos se separan, “se abren”, para ajustarse con la misma finalidad.
Mediante la acomodación, el cristalino se adapta para enfocar correctamente el objeto en cuestión.
Al mirar una imagen en 3D reproducida en un plano (que es lo que ocurre en el cine y en las pantallas de televisión en 3D), los ojos, sensorialmente hablando, reconocen una imagen en tres dimensiones pero, en cambio, esta imagen se reproduce sobre un plano.
Esto produce un dislocamiento del mecanismo convergencia-acomodación (que siempre trabaja en conjunto y proporcionalmente), lo que crea un conflicto antinatural, produciendo en algunos casos incapacidad de recrear la imagen 3D, o fatiga visual.
Otro detalle a tener en cuenta es que nuestros ojos únicamente ven con precisión en una zona de la retina llamada fóvea (un pequeño espacio en nuestra retina). Todo lo demás es visión periférica.
Las imágenes completas que vemos, se conforman mediante una recreación que realiza el cerebro, teniendo en cuenta todos los puntos individuales percibidos de una imagen (los ojos toman “muestras” de la imagen total del orden de 60 veces por segundo).
Si nos fijamos en las imágenes representadas en una pantalla 3D, toda la superficie de la pantalla está enfocada, aunque represente distintas distancias. En la realidad, cuando miramos un objeto, el resto se vuelve borroso y sólo vemos nítidamente la zona en la que nos estamos fijando. La información de desenfoque transmitida por la pantalla, confunde también nuestro sistema perceptivo.
La disociación entre el mecanismo de convergencia y acomodación de nuestros ojos es menor cuando aumenta la distancia a la pantalla así, a más distancia, menos conflicto.
En teoría, esta distancia debería estar relacionada con la distancia real de la imagen más importante expuesta en la pantalla (aquella en que nos fijamos). Por supuesto, esto es imposible pues la escena mostrada cambiará constantemente al mostrar imágenes con distintas profundidades.
Aunque la mayoría de las personas pueden ver correctamente las imágenes que se reproducen en una pantalla plana en 3D, existe un porcentaje de personas que no pueden fusionar estas imágenes, y otro porcentaje que lo hace con fatiga o molestia ocular.
La reproducción de imágenes en 3D sobre un plano, resulta artificial para nuestro mecanismo de visión. Esto produce una alteración del mecanismo de convergencia-acomodación de nuestros ojos, que durante la proyección, ve alterado su funcionamiento natural.
Aunque no sientas síntomas especiales (fatiga o dolor), es conveniente que seas consciente de que esta misma situación se está produciendo también en ti, y de que estás sometiendo a tus ojos a un esfuerzo extra. Así, es conveniente que tengas cuidado con estas pantallas y descanses si observas cualquier síntoma de incomodidad.
Para más información puedes leer el estudio “Vergence–accommodation conflicts hinder visual performance and cause visual fatigue” que explica todos los detalles de la investigación (en inglés).