Si usas gafas, habrás experimentado el deterioro de tu vista que se va produciendo con el tiempo. Una forma de detenerlo es el uso de gafas reticulares.
¡Vaya latinajo!
No te preocupes, ahora te explico…
Estas gafas te serán útiles si tienes dificultades de visión tanto de cerca como de lejos. Y una cosa curiosa, ¡la misma gafa sirve para ayudarte en cualquiera de las tres situaciones!, ¿increíble no?
Para que puedas comprender mejor de qué se trata, voy a darte un poquito de información:
Las gafas reticulares, se llaman también estenopeicas, o Saliá, y son un excelente complemento de las gafas convencionales para todas aquellas personas que trabajan en la mejora de su vista, deteniendo el deterioro progresivo de la visión que aquellas producen.
Las lentes convencionales utilizadas en las gafas corrientes, dirigen los rayos luminosos que inciden sobre ellas, de forma que convergen en la fóvea (punto de visión perfecta de la retina). Esto hace que el ojo no necesite moverse para ver bien. Así, permanece rígido, con tensión, en el centro. La mirada está fija.
Las gafas reticulares nos permiten ver mejor debido a que suprimen la aberración esférica producida por las lentes convencionales. Además, nos ayudan a recuperar los movimientos naturales de nuestros ojos.
Hay básicamente tres tipos:
aunque las de uso más común son las de agujero cónico. Además, en el caso de estas últimas, tenemos orificios de distinto tamaño dependiendo de las dioptrías de la persona.
¡Vaya!, me obligas a darte más explicaciones, y no quería hacerlo. ¡No te aburras ahora, tú me lo has pedido!
Un dato curioso: el ojo no ve los objetos completos de golpe, sino que realiza movimientos sacádicos mediante los cuales se mueve buscando las partes más significativas de una escena construyendo un mapa mental de ella. No vemos la imagen en su conjunto, sino que la reconstruimos partiendo de la suma de una multiplicidad de puntos que forman parte de la imagen.
Esto ocurre así debido a que en el ojo humano, sólo la parte central de la retina, la fóvea, tiene una alta concentración de células fotorreceptoras sensibles al color. El resto de la retina es más sensible al movimiento. Por lo tanto sólo vemos con precisión en un punto, justo aquel que tenemos frente a nuestra mirada; el resto es visión periférica.
Las gafas reticulares, ayudan a nuestros ojos a ejercitar el movimiento ocular al obligarte a mirar a través de agujeros. El ojo necesita hacer al menos 60 movimientos por segundo para construir una imagen nítida. La rigidez que producen las gafas convencionales, disminuye con estos movimientos.
Por supuesto: al principio de la página tienes una imagen de unas gafas reticulares de agujero cónico, un poquito más abajo de agujeros piramidales y aquí tienes otra de unas gafas con agujeros piramidales.
Como ves, en las primeras los agujeros son redondeados mientras las segundas tienen una trama rectangular en las que van insertados los orificios piramidales, y sí, aunque parezca increíble, se puede ver a través de estas gafas, ya que el cerebro se acostumbra a mirar por ellas y al final, casi no te das cuenta de la rejilla.
En los cursos del Método V.E.R. de Visión Consciente, recomendamos que los alumnos usen gafas con menor graduación de la que necesitan para ver totalmente bien. El porcentaje está en torno al 80 % de sus necesidades de visión.
Cuando los alumnos utilizan gafas de menor graduación a la que necesitan, y dejan de cubrir todas sus necesidades de visión, van permitiendo que el ojo recupere su necesidad de movimiento.
Al usar las gafas reticulares, los ojos comenzarán a moverse. Así aparecerán las primeras tensiones e incluso, mareos. Esto es debido a que el ojo no está acostumbrado al movimiento. Es una señal de que debemos dejar de usar las gafas hasta el día siguiente.
Aunque lo mejor sea sentirte a ti mismo, sentir tus propios ojos, una orientación para que te acostumbres a utilizarlas, sería aumentar su uso cada día en cinco minutos. Estarías adaptado a ellas cuando alcances unos 40 o 50 minutos de uso continuado sin mayor molestia.
También es necesario que prestes atención a la relajación de tus ojos ya que de otra manera, puedes ver imágenes dobles. Una buena técnica para relajarlos es usar las gafas paseando o tomando el sol.
Si trabajas con un ordenador, la velocidad de lectura se reduce mucho al principio, y esto te podría crear impaciencia. Es recomendable iniciar la adaptación cuando no estés trabajando en algo concreto, para no crearte ansiedad.
En unos 15 días el ritmo de trabajo se restablece completamente.
Como regla fundamental:
Si sientes tensión o impaciencia, es hora de dejar las gafas hasta el día siguiente.
La visión natural correcta se basa en relajar los ojos. Si sientes tensión, es mejor que los dejes descansar y no les pidas más esfuerzo.
Otro detalle: al leer libros, periódicos, etc., tendrás que hacer especial hincapié en tener una buena iluminación, ya que la rejilla quita bastante luz.
Muchos de nuestros alumnos comienzan a usarlas inmediatamente para ver la televisión. Al cabo de poco tiempo de curso, descubren que se les olvida ponérselas y están viéndola sin gafas.
En todos los casos es conveniente que te acostumbres a parpadear, hábito que olvidamos muy especialmente cuando trabajamos frente a un ordenador. También hemos de quitárnoslas de vez en cuando para recuperar la visión periférica que al mirar por agujeros, nos impiden estas gafas.
Desde el punto de vista del Yoga Ocular, es mejor no usar gafas de sol ya que acostumbran a nuestros ojos a luces más suaves y de espectro de luz corregido, pero nuestros ojos necesitan la luz natural.
Las gafas reticulares quitan un 70 % de luz aproximadamente, según el modelo. El 30 % restante es suficiente para ver con nitidez y permite que el ojo reciba vitamina D y refuerza el sistema inmunitario.
Es un temor común que te preocupes de lo que pueda pensar la gente sobre ti si usas gafas reticulares. Cuando alguien nos ve, podemos explicarle para qué sirven y ofrecerle que se las ponga. El resultado suele ser un reconocimiento de su utilidad y una valoración muy positiva de nosotros, al comprender el por qué de su uso.
Otro tema muy importante a valorar es si estamos dispuestos a renunciar a nuestra sensibilidad y apuestas vitales sólo por lo que puedan pensar los demás. En realidad “los otros” se preocupan mucho menos de nosotros de lo que pensamos, y nunca sabremos lo que piensan si no les preguntamos. Nunca sabremos cual es su posición en un tema si no nos atrevemos a hablar de él y créeme, ya va siendo hora de que te atrevas a ser quien eres de verdad. Es muy molesto estar ocultándose siempre, uno se siente más a gusto cuando viste con su propia ropa.
No es conveniente que las utilices si estás en una situación de posible peligro para ti o para los demás. Así, no es bueno usarlas cuando conducimos, esquiamos, o caminamos por la montaña o en lugares con poca luz. Tampoco las uses si eres astronauta y te encuentras en situación de ingravidez. De esta manera descubrimos una de las enseñanzas más importantes del Yoga Ocular:
Da pasos adelante, busca tu propio camino, pero siempre con sentido común.
Así, las gafas reticulares suponen un sustituto muy importante de las gafas convencionales al evitar sus efectos secundarios. Te permitirán ver bien e ir dedicando el uso de las gafas tradicionales a los casos que sea estrictamente necesario. Sentirán mayor libertad y tranquilidad al saber que tus ojos frenarán su deterioro progresivo y te demostrarán que hay otros métodos que te permiten tener esperanza en que algún día volverás a ver mejor.
Agradecemos muy especialmente a Kim, de www.vistabona.com, haber permitido que realicemos una síntesis del folleto sobre gafas reticulares desarrollado por él y que puedes descargar de su sitio web.
No dudes en ponerte en contacto con nosotros para cualquier duda que necesites aclarar.